
Quien mejor conoce a tus hij@s eres tú y sabes por qué has hecho las cosas de esa forma en un momento dado.
Cuántas veces personas a nuestro alrededor nos han hecho comentarios o nos han juzgado negativamente al actuar con nuestr@s hij@s de una manera determinada:
cuando no obedece,
cuando no quiere ir a casa,
cuando tiene una pataleta,
cuando no quiere comer...
O peor aún, la forma de gestionarlos cuando son preadolescentes o adolescentes.
A la gente le encanta opinar de todo y cuando estás educando a tu hijo/a, te critican y muchas veces escuchas frases como:
- «Es que le tienes muy mimado/a«
- » Yo no le habría consentido eso«
- «Yo no hubiera ido a buscarle, que espabile…«
- «A mi me hace eso, y se queda castigado un mes»
- «Pobrecillo/a que dura/o eres»
- «Pero déjale, es solo un/a niño/a»…
Vale, bien, pero esa es su opinión desde su vida, no desde la tuya…
Recuerda el principio fundamental respétate a ti mismo.
Para eso te recomiendo que te hagas fuerte , que hagas fuerte tus valores, tus creencias y que dediques un tiempo a ti misma, a ti mismo, para recordar quién eres, cuál es tu esencia. ( Si quieres puedes leer el artículo sé como el agua , be watter my friend ). Hazte fuerte con tu pareja, llegad a acuerdos.
Permite los errores, no pasa nada. Se crece aprendiendo de ellos. Esta vez no lo hiciste bien, pues la siguiente ya sabrás cómo actuar .
Además, las madres, tenemos una intuición muy fuerte que nos guía en determinados momentos, fíate, déjate llevar. Si tú crees que tienes que hacer algo, hazlo.
Un buen consejo, rodéate de personas que te quieran y te respeten. Porque van a limitarse a escuchar y si necesitas ayuda a esperarán a que se la pidas, pero en ningún momento van a interferir ni juzgar.
Educa como tú creas y cómo lo hayas acordado con tu pareja, con el convencimiento de que lo que estás haciendo es lo mejor para tu hijo o tu hija en ese momento.
Desde mi experiencia puedo asegurarte que la observación, la reflexión , el aprendizaje continuo, pedir ayuda a tus amigas, amigos, familiares, a profesionales… Según tus necesidades como madre o padre, es lo que va ayudarte a educar mejor a tus hijos/as, con menos desgaste y disfrutar mas a tu familia.
Te voy a hacer UNA PROPUESTA
Te voy a contar una fábula que ilustra el artículo de hoy.
Cuando termines de leerla, saca tus propias conclusiones…
«Después de un duro día de trabajo en el campo, regresaban muy cansados hacia su casa un padre, su hijo y un burrito. El hijo montaba sobre el burro y junto a ellos, guiando con la rienda al animal, caminaba el padre.
Llevaban ya un rato andando cuando, por el mismo camino, vieron que se acercaban dos mujeres. Volvían del mercado, en el que habían estado todo el día vendiendo huevos, cargadas con cestas vacías. No apartaban la vista de ellos. Miraban muy enojadas al niño que viajaba a lomos del burro. Al cruzarse con ellas, padre e hijo escucharon cómo una le decía a la otra:
—¡Vergüenza me daría a mí ir sobre el burro, siendo joven y fuerte, mientras veo a mi padre, viejo y cansado, andando! Si es que la juventud de hoy en día no respeta nada. ¡Nuestros padres jamás hubieran consentido algo así!
El hijo, al escuchar el comentario, pensó que las dos mujeres tenían mucha razón y, avergonzado, desmontó del burro y le dijo a su padre:
—Papá, lo que han dicho esas dos mujeres es cierto, así que el resto del camino lo haré a pie y tú monta sobre el burro. Yo soy más joven y el trabajo me cansa menos, así que puedo andar hasta casa.
Agotado después de un largo día de duro trabajo, al padre no le pareció mala idea, así que, sin hacerse de rogar, montó a lomos del burro. El hijo, tomó las riendas del animal y continuó el camino a pie.
Apenas habían andado unos kilómetros, cuando se cruzaron con unos peregrinos. Al pasar por su lado, uno de ellos, miró al padre severamente y comentó en voz alta para que lo escucharan todos:
—¡Vaya padre desnaturalizado! Él a lomos del burro y el pobre chiquillo, tan tierno, tiene que ir caminando. Hombres así no deberían tener hijos ¿¡Y a eso lo llaman ser padre?! Pues yo, a eso, lo llamo abuso de autoridad. ¡Se debería proteger a los niños de padres como este!
Padre e hijo se miraron, y pensaron que los peregrinos estaban en lo cierto, el pobre niño también había trabajo duramente; había estado ayudando a su padre todo el día y ahora estaba cansado. Así, que para tener contento a todo el mundo, padre e hijo decidieron continuar el camino montando los dos a lomos del burro.
Al rato, vieron a los lejos a un hombre que en medio del camino gesticulaba y gritaba y parecía querer decirles algo. Cuando estuvieron cerca un grupo de gente, atraída por los gritos, había formado un corro y, al pasar junto a ellos, los increparon:
—¡Bárbaros! ¡Desalmados! ¿No os da vergüenza?, ¡Pobre animalito! Hay que ser vago y muy bruto para comportarse de este modo. Vosotros montados sobre el pobre burro, bien cómodos, y el pobre bicho jadeando y con la lengua fuera. Pero si ya no puede ni con su alma, ¡¿cómo va a soportar el peso de los dos?! ¡No hay derecho! ¡Os denunciaremos por crueldad! ¡Deberían quitaros a este pobre burrito!
Padre e hijo, avergonzados ante tal acusación, y recodando que el burro había estado también trabajando todo el santo día tirando del arado, desmontaron, le dieron hierba fresca y agua, lo aligeraron de las cuerdas, y empezaron a andar a pie junto al animal.
Por fin, padre e hijo llegaron hasta su pueblo, andando uno a cada lado del burro y así cruzaron la Plaza Mayor para dirigirse a su casa.
Al pasar junto al Ayuntamiento, oyeron grandes carcajadas procedentes de un grupo de gente que los señalaba con el dedo y se burlaba de ellos diciendo:
—¡Vaya par de tontos! ¿¡A ver si adivináis quién es más burro: ellos o el pollino!?
—No se puede ser más inútil. ¿A quién se le ocurre ir caminando teniendo un burro que puede llevarte cómodamente?
—A este burro le ha tocado el premio gordo, así anda él de ligero y feliz.
Padre e hijo, llegaron a su casa, encerraron el burro en el establo y se pusieron a cenar.
Entre plato y plato, hablaron de lo que les había sucedido aquel día y ambos decidieron que, en adelante, después de meditar muy bien los pros y los contras, actuarían conforme a lo que ellos consideraran más justo y adecuado en cada momento. Porque de opiniones hay tantas como personas y como las hay para todos los gustos, no es posible tener contento siempre a todo el mundo.«
¡Qué tengas un buen día! y recuerda…¡Disfruta de tu familia!