
Y tú ¿Cómo te comunicas?
Muchas veces nos sentimos frustrados porque tenemos la sensación de que no nos escuchan o no entienden lo que queremos decir. Y más en la relación con nuestros hijos.
La tendencia natural es pensar o expresar frases como estás:
- No me escuchas
- ¿Entiendes lo que te digo?
- Te digo las cosas mil veces y ni caso…
¿Te suena?
La COMUNICACIÓN es fascinante y trabajarla adecuadamente nos lleva a relaciones más satisfactorias.
¿Dónde pones el foco?
Normalmente en el otro y en nuestro autolenguaje. Nuestros pensamientos van dirigidos a “echar la culpa a los demás” y decirnos lo poco que se esfuerzan en escucharnos con lo importante que es para nosotros ese mensaje. Este es el fallo fundamental.
¿Has pensado alguna vez que la forma en que diriges a tus hijos? ¿Cuál es la expresión de tu cara, de tu cuerpo, de tu voz?
La mayoría de la veces lo que escuchamos de los demás pasa nuestro filtro de percepción, es decir, lo interpretamos. Teniendo en cuenta lo mal que interpretan los niños las cosas, la mayoría de las veces es plena confusión.
Te voy a hacer UNA PROPUESTA
Te aconsejo que des mensajes cortos, claros, objetivos y te asegures de que lo han comprendido. Acompáñalo con un lenguaje no verbal coherente. Si observas que “no te siguen” piensa cómo decírselo de otra manera .
Hazlo cuando no estén distraidos haciendo otra cosa, primero consigue su atención y luego comunícate. Trabaja la forma en la que te hablas buscando cómo mejorar tú, que sea un proceso constructivo. No “machacándote” o culpando a otros.
OBSERVA todo el proceso con sus elementos. Te los recuerdo de una forma muy simplificada
- Emisor: tú
- Receptor: tus hij@s
- Mensaje: lo que les dices
- Código: cómo se lo dices
- Canal: medio que utilizas ( oral, escrito…)
Así puedes tener una visión global y detectar o modificar lo que no está funcionando.
Las relaciones se empañan de interpretaciones y malos entendidos. En la medida que mejoras la comunicación, mejoras la convivencia familiar.