
¿En qué he fallado?
Cuántas veces te has hecho esta pregunta al observar que el comportamiento de tu hij@ no te gusta nada,
Ante esta situación hay dos lecturas que implican dos acciones muy diferentes.
La primera, autoculparte. Si decides esta opción, consigues cada vez sentirte peor, bloquearte y no ver salida porque has tomado una decisión fatalista y autolimitante, «la culpa es mía, est@ niñ@ es así porque yo lo he hecho fatal».
Si, por el contrario , eliges verlo como «una oportunidad de aprendizaje«, entonces valoras qué ha pasado y te orientas en la búsqueda de soluciones.
Párate y piensa qué es lo que puedes cambiar. Recuerda que tú lideras a tu familia. Cuando modificas algo, repercute directamente en ellos. Puedes gestionar su aprendizaje desde el cambio de tus propias actitudes, hábitos y comportamientos. Por eso cuantas más estrategias y herramientas tengas, más segur@ estarás de lanzarte a tomar decisiones .Hacer las cosas diferentes para que cambien.
Es importante que tengas en cuenta que tú hijo tiene su personalidad y toma sus propias decisiones, eso está fuera de tu alcance. Educas a una persona, no estás programando un robot. Está creciendo, cambia cada día y le influye su estado de ánimo, el tuyo y el ambiente.
Te voy a hacer UNA PROPUESTA
Evalúa cómo te sientes cuando percibes que tu hijo » se te está yendo de las manos».
Decide si vas a autocastigarte o vas a buscar soluciones.
Si quieres afrontar las cosas de otra manera entonces:
- Observa y escribe cómo se comporta tu hijo en una situación determinada que no te gusta.
- Observa y escribe cómo reaccionas tú
- Prueba a actuar de otra manera y observa.
- Anota qué estrategias y herramientas tienes.
- Anota qué estrategias y herramientas te gustaría tener.
- Busca la mejor forma de aprender lo que te hace falta.
Cuando te focalizas en soluciones encuentras nuevas formas de afrontar los conflictos y el día a día con tus hij@s con menos desgaste y mayor satisfacción.
Ell@s cambian cuando tú cambias.